miércoles, 19 de enero de 2011

Un cuerpo es el mejor amigo del hombre

De qué sirve, quisiera saber, cambiar de piso,
dejar atrás un sótano más negro
que mi reputación y ya es decir-,
poner visillos blancos
y tomar criada,
renunciar a la vida de bohemio,
si vienes luego tú, pelmazo,
embarazoso huésped, memo vestido con mis trajes,
zángano de colmena, inútil, cacaseno,
con tus manos lavadas,
a comer en mi plato y a ensuciar la casa?
Te acompañan las barras de los bares
últimos de la noche, los chulos, las floristas,
las calles muertas de la madrugada
y los ascensores de luz amarilla
cuando llegas, borracho,
y te paras a verte en el espejo
la cara destruida,
con ojos todavía violentos
que no quieres cerrar. Y si te increpo,
te ríes, me recuerdas el pasado
y dices que envejezco.

Podría recordarte que ya no tienes gracia.
Que tu estilo casual y que tu desenfado
resultan truculentos
cuando se tienen más de treinta años,
y que tu encantadora
sonrisa de muchacho soñoliento
-seguro de gustar- es un resto penoso,
un intento patético.
Mientras que tú me miras con tus ojos
de verdadero huérfano, y me lloras
y me prometes ya no hacerlo.

Si no fueses tan puta!
Y si yo no supiese, hace ya tiempo,
que tú eres fuerte cuando yo soy débil
y que eres débil cuando me enfurezco...
De tus regresos guardo una impresión confusa
de pánico, de pena y descontento,
y la desesperanza
y la impaciencia y el resentimiento
de volver a sufrir, otra vez más,
la humillación imperdonable
de la excesiva intimidad.

A duras penas te llevaré a la cama,
como quien va al infierno
para dormir contigo.
Muriendo a cada paso de impotencia,
tropezando con muebles
a tientas, cruzaremos el piso
torpemente abrazados, vacilando
de alcohol y de sollozos reprimidos.
Oh innoble servidumbre de amar seres humanos,
y la más innoble
que es amarse a sí mismo!

Jaime Gil de Biedma

lunes, 17 de enero de 2011

Ve a que te rellenen

Es la frase en francés en la que más he pensado en mi primera semana aquí, después de navidades. Va te faire foutre, es mucho más elegante que: que te den por culo, o a prendre pel cul. A la vez es más gráfica, más eficaz. Y es la conclusión perfecta para una exposée de Connaisance des médias internationaux, estoy seguro. Estaría dirigida, pues, a Monsieur Tupper, ese hombre que ha dirigido los designios de mi vida durante estos ya 8 días de nuevo en Mi París.

Por mi culpa, por su culpa, por nuestra gran culpa. 20 días en mi propio tour ocioso por España son responsables en gran parte de estas jornadas de trabajo, muerte y destrucción maratonianas. También la indefinición, la ausencia de concreción, en definitiva, la chochez de este académico chilenofrancés del jurásico que insiste, a pesar de hablar perfecto español, en llamarme "mesié ogcán".

No pensé yo, que la mala suerte mía estaría tan brillante últimamente. No ya por el agobio de fechas, que eso ya digo que es toíto curpa mía. Pero sí por esas pequeñas cosas que, o ayudan mucho, o joden mucho cuando estas en situaciones así. Como cuando deseas durante horas cenar sushi para descansar al menos durante un rato de un análisis imposible de un periódico en inglés, y al llegar al traitteur, resulta que está cerrado. Su dueño decidió algún día que el mejor día para descansar a la semana es el domingo. Vamos, esto en Iberia no pasa. 

O como cuando después de eso, decides ir a otro que sí está abierto y mientras decides el menú afuera, el amable hombre apaga las luces y se ríe de ti a carcajadas. Todo era mentira. El metro tarda mucho, el café se acaba y hay que hacer otro, "uy!, son las cinco de la mañana", esas cosas…

Y sí, yo ya sé que soy una mijita esagerao. Que no es tan mala suerte eso (aunque haya más). Que hay cosas mucho peores, que me gusta mucho quejarme. Ya lo se. Que no hace tanta calor (creo que me estoy obsesionando con el tiempo, como mi padre), que estoy en París, voilà, etcétera… 

Pero es que estoy mu jarto. Incluso he llegado a hablar de un yo de mí, alegórico, al que sugieren un nombre falso de español exiliado a las Galias, o viceversa, no me acuerdo. Y es que, después de levantarme de haber dormido seis horas, estoy un poco anulado mentalmente.  No sé porqué. Se me vienen cosas raras a al cabeza, como que qué bien que exista el verbo flipar en francés. También me da por abrir las ventanas de par en par, poner agua a hervir y luego quitarla, miro la hora constantemente, como si no hubiera mañana. Puede ser que me queden restos del café indefinido de ¿ayer?.

En fin, la vida continúa. A la tarda, l'examen de català. Mañana, otro de mr Tupperware y la doble exposée retrasada. Para la semana que viene, dos dossieres más, un examen, y un reportaje final pa Portrait, que yo he decidido aplazar hasta el lunes que viene sin el consentimiento del profesor. A ver por dónde me sale la broma. 

Menos mal que luego viene lo bueno. Mi París entera para mi, pa mi disfrute. Mi París que se va ampliar hasta Bélgica, Alemania y Holanda durante unos días intermitentemente y sí, en ese orden desordenado. Mi París aquí conmigo de nuevo.