domingo, 6 de febrero de 2011

Los domingos serán Belleville

Au Café du Soleil, con gafas oscuras. O pastis en esa que hace esquina en Boulevard Ménilmontant. También podrán ser la Seine con tango. Pic-nic en el Pont des Arts. O en Buttes Chaumond.

Los domingos serán todo lo que queramos que sean. Y lo cumpliremos. Pourquoi pas?

Nada de planes imaginarios. Dit i fet. Ámsterdam, Berlín y los Balcanes. Europa me está buscando tras verme en Bélgica pasando ese frío duro que te da en la cara. Y que tanto me gusta a mí.

Porque Mi París está cerca de todo. Está radiante adormeciéndose desde un vagón de la línea 5 del metro. Justo cuando cruza el puente antes de llegar a Gare d’Austerlitz. Es en el día del año nuevo chino visto en Ivry. El chinatown francés del treizième.

Todo si el cansancio te deja ser más persona de la cuenta. Si las espirales de vicio y depravación prevenidas te permiten seguir aprovechando, el verbo del segundo semestre.

Los domingos serán un poco más cálidos, qué más da. Tendrán la vida agitada de los barrios populares. El fresco de las terrazas que miran a la calle, en fila india. Habrá misas de Gospel cantadas, pero solo para ser música. A mí que me dejen de sermones, los desesperados.

Los domingos cada vez son mejores. Se convierten, si tú quieres, en días a recordar también. Y seguir esperando cosas, imaginando futuros aquí. Queriendo que venga gente que te susurre al oído.

Ya no tienen tan mala pinta. Aunque tenga que hacer maletas que no me gustan, limpiar y ordenar un poco mi vida. Están de puta madre. Y los que vienen, quizás mejor.

4 comentarios:

  1. Es estupendo que los domingos, tu gran enemigo de todos los tiempos, se hayan convertido en eso.

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  2. ¿y cuando leas todo esto, dentro de quince años? pedazo de diario-público más bonito le estás preparando a tu nostalgia.

    Estarás de vuelta en tu París para finales de mes? porque me encantaría compartir domingo...

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  3. Los domingos en París y los domingos en Sevilla...
    Los primeros formarán parte de mi vida dentro de unos meses, y los segundos me han visto correr desde que era un renacuajo... :)
    Espero que sean tan bonitos como en Sevilla

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  4. Lo leí en su momento. Me quedé sin palabras. Ahora quiero que lo que me deje sin palabras sea tu boca.

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