París empezó hace un año. Justo este día, el 14 de septiembre de 2010 llegué y dejé las maletas en mi piso del Boulevard de l’Hôpital. Me fui con Clara al Pont des Arts y bebimos pseudo-champán.
Nos llovió.
Ayer pensé que no pude haber tenido mejor recibimiento.
Pero París volvió a empezar un par de meses después. Cuando las sorpresas de labios bonitos se esfumaron. Se fueron. Vinieron otras sorpresas, yo seguí buscando más. Nunca dejé de buscarlas, en verdad.
Luego la ciudad volvió a empezar muchas veces más. Nunca dejó de empezar. Siempre me trajo cosas nuevas. Y me hizo llegar a tener cosas viejas, y antiguas, incluso dentro de ella.
Ya hace dos meses que me fui de París. Y sí, aunque esté diciendo que ha empezado muchas veces, París sí se acaba (Vila-Matas y Hemingway decían que no). Mi vida allí se acabó. Mi curso allí se acabó. Y no voy a decir que lo que conocí allí no se terminó, y por eso no se acaba, porque es muy fácil. Hay cosas que se conocen, y gente que se conoce, que se olvidan. Sí se acaban.
No se quedan siempre con nosotros (por lo menos conmigo). La ciudad no está aquí. Aquí está Sevilla, que es otra cosa. Me quedo con la gran esperanza de que ella está allí. Y que no se mueve. Que podré volver cuando quiera, que me quedan muchas cosas por conocer aún allí. Y gente a la que volver a ver.
Pero nunca dije en este blog que me volvía (como sí estaba previsto). El 15 de julio, no estuve triste. Me fui de allí sin darme cuenta. Estuve dos días sin ser consciente de que me estaba yendo. Porque, de algún modo, noté que, aunque se acabara, volvía a empezar a la vez. Apunté que la última vez que volvió a empezar fue en junio, cuando empecé a hablar de días mejores.
Y la verdad, no dejan de llegar los días mejores. No dejo de empezar lo que París empezó, que no sé si es yo o qué es.
Pero he decidido que tampoco quiero saberlo. No quiero resolver la duda de que si sé que se ha acabado, por qué creo que vuelve y vuelve a empezar. No sé si lo sabré nunca.
Supongo que me lo seguiré preguntando (a mi mismo). Aunque ya no lo contaré por aquí.
París se terminó y fue estupenda, maravillosa, y muchas cosas más. Pero ahora está siendo simplemente, genial.