miércoles, 15 de diciembre de 2010

Frío

Y como el tiempo no para quieto, ya estamos a 15 de diciembre. Qué való!

Frío está París aún con sol fuera (ya no). Y hace frío hace hasta en mi casa, que siempre había sido calentita. Pero nada, yo aquí, con mi pijama y un jersey encontrado en algún lugar de Ámsterdam por una de mes colloc, que diogénesismente trae a nuestra morada todo lo que la suerte le pone por delante. No como a mi, que sólo me quita lo poco francés que tengo, como el móvil. 

El frío, como siempre, me gusta. Me han gustado las nevadas inesperadas de este diciembre inesperado. Lleno de sorpresitas muy buenas, malas y regulares. Lleno también ha estado en estas semanas de exposées, trabajos y exámenes de mentira de los que hacen por aquí. Disertations, les llaman. Con una forma un tanto extraña (no lo critico porque yo no critico, yo comento) de pedirle al conocimiento. Los profesores nos hacen desarrollar mini-tesis a defender con argumentos expuestos en un plan, pero sin entrar en materia. 

O sí. Porque como la confusión nos arruina, al final no sabemos si se pueden utilizar apuntes, si no, si el resto de la clase los utiliza porque le da la gana, si es que se les olvida quitarlos de encima de la mesa, o qué carajo ocurre.

El caso es que por unos días, la vorágine de estudio bibliotequero y semivagueza de ésa que practico en mi cuarto (el agujero de perrismo en el que duermo) ha terminado. Solo (ya sin tilde, como la RAE manda) por unos días. Enero se presenta divertido, movidito, estresante, agotador… serán dos semanas de, sobre todo, entregar trabajos, más exposées y algún examen que otro. Se trata de reunir toda la calificación de seis asignaturas en dos semanas. Porque claro, tanto empezar tarde, al final vamos corriendo. 

Lo bueno es que como los profesores no utilizan ese periodo de exámenes que la magnífica burocracia de París VIII les asigna, febrero será un mes de libertad absoluta, con ya el primer viaje planeado por Bélgica. También está la sombra omnipresente de Berlín, destino innegable al que acudir en esas fechas para quitarme el mal sabor de no haber ido con Clara a la Fête de lumière de Lyon, por motivos académicos y económicos (Plan de Austeridad, le llamamos). 

(Y Movistar no deja de acosarme)

Llevo mucho tiempo sin hablar de Mi París. Tras conflictos queer´s franco-camboyanos, más conflictos queer en estaciones de RER, conflictos con vecinas por fiestas ochenteras que según ellas se repiten todos los sábados (más quisiera), y miles de historias grandes y pequeñas, casi ha llegado la hora de irse. De irse a casa por navidad, como el turrón.

Volveré por unos días a Mi Sevilla, que ahora tendrá ese protagonismo que tienen las queridas, las amantes de película. Aunque ahora, no se muy bien si seguir con la teoría de la novia. No porque me haya peleado con París, que de momento no, sino porque quien la inspiró desapareció tal como vino, por sorpresa también. Y tú sabe, aquello de borrar el pasado.

Me da igual no saber qué es Mi París porque sigue siendo mía (mantengo que es femenina). Y todavía me quedan cosas que la hagan más mía aún. Como mi francés, que no ha dejado de ser macarrónico. Quizá un poco menos, pero no del todo. Así que para remediar eso y otras cuestiones más biológicas (pourquoi pas?), voy a intentar crear vínculos con gente y temas que me interesan aquí. Podrán llegar incluso a pasar por la militancia LGTB, de la que no he visto nunca necesidad en la Iberia nuestra, pero sí, y mucho, aquí.

Son proyectos y cosas de cara al nuevo año. Ya se sabe lo que tienen estas fechas, que te hacen exigirte cosas, no se sabe si por ti mismo o por los demás. El caso es que me las propongo como forma de mejorar. A mí y a Mi París. Espero cumplirlas todas (ni mucho menos expuestas aquí) y que la suerte me acompañe para ello. 

“Al saber le llaman suerte”, le escuché a una profesora una vez. Pero dependa más de mi o menos, yo lo voy a intentar todo. Ahora, habrá que seguir con lo inmediato. De momento es preparar quelque chose à manger para una cena de despedidas. Temprana pero necesaria. Y nos veremos otra vez en el mismo sitio que cuando vinimos. Nos veremos distintos, supongo. O quizás iguales, a lo mejor no hemos cambiado nada. 

El caso es que nos vamos a ver por última vez antes de la diáspora de vanidad (como dice mi primo) y antes del encierro académico previsible en enero. Yo creo que antes nunca se magnificaban tanto los “hasta pronto” como ahora, que estamos acostumbrados a viajar más y poder vernos más, con menos “hasta nuncas”. Pero como somos muy post-modernos todos (palabra mágica junto a decadente, sórdido y espontáneo), lo disfrazamos de “hasta nunca” o “hasta dentro de mucho” y nos jartamos de comer y beber. Ea.

2 comentarios:

  1. "y otras cuestiones más biológicas", paso de ser una mariliendre.
    Carlos, pero no se trata de "hasta pronto". Lo de hoy ha sido un simulacro de despedida, un anticipo de junio. Ya nos has visto las caras mirando a la Faraona. Estos "hasta pronto" son una expresión de la conciencia de fugacidad del tiempo. He dicho.

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  2. Que ganas tengo de veros la semana que viene!!!

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