Llegó a Mi París el otro día. Como si no hiciera más de dos semanas que tendría que haber venido. De repente, la mitad de las hojas de los árboles se cayeron sin dejar ni un hueco para ver las aceras asfaltadas, tan lisas y europeas.
Y fue de golpe. Subió la temperatura, --lo que está empezando a mosquearme otra vez-- y pum! Todas al suelo. El Jardin des Plantes se hizo más bucólico aún. Y quitando ese momento en que los guardas cierran las puertas y te dejan dentro, sudado, con 40 señoras parisinas enfurecidas, es precioso. Menos mal que quedó en un susto.
Porque el deporte tiene sus riesgos. No es tan sano como dicen ‘los expertos’. Yo, ciertamente lo hago porque me gusta mirar mientras corro, lo que hace la gente. (Y para recuperar mi culo, claro). En Mi París se ven personas más curiosas que en mi Parque Amate (que no obstante, también tiene su fauna). El otro día había una mujer oriental poniendo posturas durante 10 minutos sin moverse (no sé si era tai chi, yoga o qué historia lo que hacía) y me llamó mucho la atención. Eran posturas sencillas, pero imposibles de mantener para mí. Es fácil entretenerte mirando porque siempre hay niños de excursión, o en algún descanso de los colegios cercanos. También adolescentes comiendo cosas del McDo de abajo mía, o universitarios fumando cigarrillos y pelando la pava.
Pero en serio, es peligroso. Cada día cierra antes, tiene desniveles que me recuerdan a aquella maldita caseta de feria que me dejó en muletas, y te chocas con los niños que corretean en la parte del tiovivo decadente que nunca puede faltar en un parque/plaza/cualquierespaciopúblico de Mi París.
Yo, para complementar mi deportividad, se supone que estoy apuntado a Musculation, en el gimnasio de París VIII, pero sólo he ido una vez. En verdad nunca me han gustado esos sitios y entre unas cosas y otras, siempre termino faltando por olvidarme la toalla, haberme cambiado una clase porque es horrible, o porque me la cambien ellos, da igual. El caso es que me propuse el tema del deporte este año por aquello de mantenerse y esas cosas. Pero nada. No hay manera.
En estas semanas también he intentado irle sacando más provecho a mi Libre Pass de la cinémathèque. Y eso sí lo he conseguido, más o menos. A parte de lo de Twin Peaks, hemos ido a ver El Viaje de Chihiro. Y quién me iba a decir a mí que vería una peli japonesa de animación tan a gusto. A gusto y cansado, porque en la primera parte fue inevitable el sueñecito. Pero muy bien. Después había un seminario impartido por un señor que se parece a Alberti, para explicar un poco de qué van todas esas mitologías japonesas que aparecen con la pequeña Chihiro. Lo que pasa es que era jueves noche, y apetecían más unas cervecitas que nunca llegaron a ser tomadas. Con el ansia, nos fuimos a comer a un “Chino-Japonés, de lo más antuiguou”, en honor a Confucio, ese gran inventor de la confusión, como todas las misses saben.
Decidimos que los jueves se convertirán en jueves de cine. Porque como ya he dicho, hemos hecho algunos cambios en nuestro acuerdo de estudios, y esa tarde se queda libre. Clara y yo acordamos no ir plus jamais a la clase de Droit de la Communication. El profesor acostumbra por sistema a llegar tarde porque sí y encima dice tan a gusto cuando llega que “esto no es una clase verdaderamente, ¿no?, venimos a debatir, tal…”. O sea, que te llevas 50 minutos esperando a un profesor (algo que nunca se haría en Sevilla) para, realmente nada. Porque no se hace nada. “Y no tiene derecho a robarnos tres horas a la semana de nuestra vida”, dice Clara con toda la razón. Sus clases consisten en leernos un artículo de algún periódico e irlo comentando, como si no lo pudiéramos hacer en casa. Así que Derecho se hará en la Fcom, como está mandao.
"Más cositas"
El otro día, mis compañeras de piso y yo decidimos hacer este fin de semana una fiesta en casa. Y la verdad es que ha salido bien, para lo que pudo haber sido. Como de costumbre, nos vinimos arriba en el Lidl de République, comprando cosas. Y claro, luego lo pagamos en el metro teniendo que cargar con un carro, un saco de 10 kilos de patatas y como 8 bolsas entre los tres.
En la fiesta, la casa se llenó de repente de alemanes cachondos que se liaban en la cocina. También hubo algún típico pesao de los que no se van ni con agua hirviendo y en general la comida y la bebida animaron al personal. Estuvo precedida por una soirée más íntima, el día anterior, para ver la maravillosa producción que Telecinco ha hecho en nuestro país para narrar el noviazgo de nuestros futuros reyes. Y sobre eso, sobran las palabras. El caso es que hemos pasado un fin de semana apañaíto.
Para el que viene: puente (otra vez). Como si no hubiera suficiente con huelgas y todos los santos, a los franceses les da por celebrar el fin de la Primera Guerra Mundial el día 11, ya ves tú. Ese mismo día cogeremos un tren hasta Bordeaux y nos quedaremos hasta el domingo conociendo un poco la Francia profunda. Será un viaje bonito, seguro. Y espero que barato, también.
Tengo tres días para aprovechar al máximo y recuperar mi moral productiva otra vez. Toca trabajar, que ya es hora. Como propósito de la semana está el rendir lo más posible académicamente y aprender a dejar de ser un incrédulo (toma ya, momento melodramático). Espero que no me cuesten mucho las dos cosas y que, aunque sea difícil, llegue a tener esa sensación de haber cumplido. Lo segundo es muy complicado en una semana, ya lo sé. Pero en algún momento tendré que empezar.
La tardor me gusta, pero más me gusta el invierno.
:) Bordeaux es una de mis ciudades favoritas! Y tiene un hotel de La Presse donde algún día tendremos que celebrar el nacimiento de la prensa moderna! Disfrutala!
ResponderEliminarMe encantan tus crónicas Carlos. Sigue mirando y sigue descubriendolo todo como si fuera el último día que ya lo echarás de menos cuando estés aquí.
Y si te sirve de consuelo te diré que aquí nada ha cambiado y todo es como siempre. Si todo sigue así cuando vuelvas ni notarás que te has ido.
Buscaremos el hotel Pablo, si has estado tú en él, es un sitio digno de visita... ;)Ya veremos cuando vuelva si ha cambiao o no.
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